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Danzas Tradicionales de Colombia

Las danzas hacen parte de la riqueza cultural colombiana. Proceden de orígenes diversos que combinan la herencia española y africana con las raíces indígenas. Además, a las danzas más tradicionales se han incorporado elementos y detalles que las enriquecen y las chacen únicas, a tal punto que se convierten en un rasgo distintivo de cada una de las regiones de Colombia.

Así, no solo somos un país mega diverso, con gran número de anfibios y aves, rico en plantas y recursos hídricos, sino un país con expresiones culturales tan variadas y asombrosas como los más de 1000 ritmos que coexisten en nuestro territorio.

Una forma de dividir nuestras danzas es en tres grandes grupos, que abarcan la costa pacífica, la costa atlántica y el interior. Acá recogemos algunas de las danzas más representativas de cada una de estas zonas.
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DANZAS DE LA ZONA PACIFICA COLOMBIANA

Algunas de las danzas mas conocidas de la región pacífica colombiana son Abozao, Andarele, Bambazú, Bonifacia, Buluca, Bunde, Caderona, Currulao, Guayabita, Jota Careada, Jota Redonda, Manteca, Mazurka, Moña, Paula, Pilón, Pizón, Punto, Pasillo negro.

El Abozao es una danza y ritmo típico del Chocó. Se origina en la cuenca del río Atrato, como expresión preferencialmente instrumental, y hace parte del repertorio festivo cuya ejecución se hace con Chirimía. La coreografía se traza como un juego de incitaciones mutuas entre el hombre y la mujer, en cada pareja, terminando con un cara a cara erótico.

Es un baile de pareja suelta con movimientos libres e individuales, no tiene figuras preestablecidas ni hay coordinación de movimientos corporales, éstos se presentan espontáneamente, destacando el movimiento de las caderas, hombros y rodillas, con inclinaciones y rotaciones del cuerpo, vueltas y giros rápidos.

Las parejas tienden a mantenerse frente a frente, aunque de vez en cuando los hombres dan un rodeo a su pareja, sin apartar la mirada de los movimientos corporales de la mujer. Como el contenido es acentuadamente erótico, todos los gestos son incitantes y provocativos.
                                             



El Bunde Chocoano es una danza religiosa. Es diferente al currulao aunque se interpreta con los mismos instrumentos.  Está muy extendido entre las comunidades afro colombianas del litoral Pacífico, con un posible ascendiente en Sierra Leona (África).  Tiene carácter de canción lúdica y combina una expresión de los ritos fúnebres con una forma de canto inserto en el ámbito de las rondas y juegos infantiles, característicos de los niños mientras los adultos se ocupan del rito relacionado con la muerte.

En la interpretación del bunde se emplean únicamente los tambores. Los cantos, en coro, se alternan con los toques del tambor en aquellas ocasiones en que se trata de una celebración; en caso contrario, las voces no intervienen. Numerosas canciones del repertorio del litoral, que son cantos de folclor lúdico o rondas de juego, se bautizan con el nombre de bundes, tales como "El chocolate", "El punto", "El trapicherito", "El florón", "El pelusa", "Jugar con mi tía", "Adiós tía Coti" y "El laurel".
 
                                   


La Caderona es un ritmo-canto y baile cuya coreografía representa la supervivencia de los antiguos landós, vacunaos, o la danza de vientre, tradicional entre los esclavos africanos. Se interpreta con los mismos instrumentos de las danzas anteriores.
                                   

El Currulao es la danza por excelencia de las comunidades afrocolombianas del litoral Pacífico. Recoge características que sintetizan las herencias africanas de los esclavos traídos en la época colonial para las labores de minería adelantadas en las cuencas de los ríos del occidente del territorio. En la ejecución del currulao es posible observar características propias de un rito impregnado de fuerza ancestral e inclusive mágica.

El currulao es un baile de pareja suelta, de temática amorosa y de naturaleza ritual. Los movimientos de los bailarines son ágiles y vigorosos; en el hombre adquieren por momentos una gran fuerza, sin perder la armonía. La mujer perpetúa una actitud sosegada ante los anhelos de su compañero, quien busca enamorarla con coqueteos, zapateos, flexiones, abaniqueos y chasquidos de su pañuelo.

La coreografía se desarrolla con base en dos desplazamientos simultáneos: uno de rotación circular y otro lateral, de círculos pequeños, que a su vez configuran un ocho. Las figuras que predominan son la confrontación en cuadrillas, avances y retrocesos en corredor, cruces de los bailarines, giros, saltos y juegos con el pañuelo.
El currulao presenta modificaciones regionales denominadas berejú, patacoré, juga, bámbara negra y caderona.

                                   


La Jota Chocoana es un baile muy popular en las provincias españolas de Aragón y Valencia, quedó muy poco de ella al convertirse en un ritmo criollo con influencia africana. Del ritmo vivo y fiestero de la "jota aragonés", se pasó a un ritmo emparentado con el toque del currulao. En ella la melodía pierde casi todo el relieve sonoro y el "canto" propiamente dicho, transformándose en una secuencia para ser bailada con pleno dominio de los tambores.


Existe diversidad de variantes: condoteña, careada, cruzada y sangrienta; todas estas mantienen una estructura básica común, pero se diferencian en su contenido argumental. La sangrienta, por ejemplo, es un cuadro dramático que gira en torno al duelo de dos enamorados por ganar los afectos de la misma mujer. La careada, por su parte, describe los recursos que emplean los pretendientes para enamorar a su pareja.

La Mazurca es un ritmo, canto y danza del litoral pacífico, cuyo origen se remonta a las fiestas de los esclavos en época colonial, con un marco coreográfico de especial relieve por la sofisticación y elegancia con que se ejecuta la danza. Se acompaña de de marimba de chonta, cununos (macho y hembra), bombo y guasas instrumentos estos últimos interpretados por las mujeres quienes a su vez hacen la parte cantada. La música y los coros tienen tienen un cierto tono de lamento. Los pasos y desplazamientos de la danza constituyen un juego amoroso manifestado por el pañuelo que portan los bailarines.
                                    

La Moña es una danza de relación, esto quiere decir que se alterna la danza con canto o recitado de coplas, se ejecuta tanto en la zona andina como en el litoral pacífico con diferente música e instrumental.



El Pizon pertenece al repertorio tradicional del Litoral Pacífico sur, que toma el ritmo del currulao y la juga, pero se convierte en un canto de trabajo, de jornaleo. Esta danza es una verdadera reivindicación del campesino, quien después de una ardua labor, y al caer la noche expresa su sentir, combinando en forma melodiosa música, voces y movimientos.